¿Qué es el algoritmo de Google?
Google es el buscador por antonomasia. Aunque es cierto que existen otras alternativas, su volumen de usuarios y su funcionamiento lo convierten en el indiscutible líder del sector. Por esta razón, Google se permite marcar sus propias reglas.
¿Cómo funciona?
El algoritmo de Google es bastante más complejo de lo que pensamos. A la hora de realizar su trabajo, tiene en cuenta más de 200 variables. Por si esto fuera poco, se calcula que el algoritmo sufre una media de 500 actualizaciones por año, lo que equivale a un cambio cada 18 horas. Algunas de estas variaciones son tan pequeñas que ni siquiera son percibidas por los profesionales del sector; otras son capaces de cambiar las reglas del juego por completo.
Pero, ¿qué es el algoritmo de Google? Se trata de una fórmula matemática compuesta por una serie de algoritmos que valoran todo sitio web, estableciendo en qué posición aparecerá cada uno cuando un usuario realice una búsqueda.
¿Qué factores influyen?
La principal labor del algoritmo de Google es rentabilizar las búsquedas de cada usuario, ofreciéndole así los mejores resultados posibles. Para ello, tiene en cuenta muchas variables como la cantidad de contenido, su calidad, el tráfico de usuarios, su seguridad, su frecuencia de actualización o la cantidad de referencias externas. Para que lo entendamos de forma más sencilla: Google valora que cada sitio web sea seguro, tenga popularidad entre los usuarios y contenga información valiosa y verídica.
No es la primera vez que algunas personas intentan engañar al algoritmo con alguna trampa, pero a la larga nunca ha salido bien. Los creadores del mismo mejoran su eficacia con cada actualización y no dejan ningún factor al azar. A continuación veremos alguno de estos casos con ejemplos.
Google Penguin
Esta actualización llegó a nuestras vidas en abril de 2002 y cambió por completo la posición de muchos sitios web que habían jugado un poco sucio.
Hasta esta fecha, las referencias externas (enlaces a nuestro sitio web) se valoraban por su cantidad. Si muchos enlaces fuera de tu página hacían referencia a la misma, tu posición aumentaba de forma considerable. Aprovechando esto, se creó un mercado negro en el sector, generando de forma artificial muchos enlaces sin tener en cuenta sus características.
Pero llegó Penguin y las normas cambiaron con una nueva premisa: lo importante no es la cantidad, sino la calidad. Y es que a partir de ese mes de abril de 2002, se valoran los enlaces externos que se hayan generado de forma natural, llegando a penalizar la creación de referencias que no cumplan con las normas.
Google Panda
El contenido de un sitio web es otra variable muy importante para Google, ya que define una gran parte de la calidad de una página. Si lo que tiene dentro no es de interés, ¿por qué el buscador va a recomendar a los usuarios que accedan al portal?
Esta actualización, de febrero de 2011, supuso una grave penalización a muchas páginas web que tenían contenido duplicado de otros portales o información que no aportase nada interesante. Y es que Panda analiza el contenido a fondo teniendo en cuenta varios factores, como la extensión del contenido escrito, su originalidad, si aporta algún tipo de valor… ¡Incluso las faltas de ortografía!
Google Owl
Como se puede adivinar, el algoritmo de Google va evolucionando según cambia el comportamiento de los usuarios. Esta actualización de abril de 2017 tiene como objetivo solucionar uno de los problemas que afecta al contenido cibernético en los últimos años: la información falsa.
Esto supone que si un sitio web se dedica a publicar información inventada, como bulos, conspiraciones o rumores, será penalizado por el motor de búsqueda, bajando así su posicionamiento en el ranking.
¿Conclusión?
Aunque muchos lo intenten, no se puede engañar a Google. La continua actualización de su algoritmo con mejoras en su eficacia tiene atados de pies y manos a aquellos usuarios que quieren aprovechar los vacíos legales del motor de búsqueda.
Si quieres que tu sitio web esté bien posicionado, no queda otra que trabajar duro, crear contenido relevante y maquetar un diseño apropiado a sus características.